jueves, 10 de septiembre de 2015

Trastornos autosómicos recesivos

Los rasgos autosómicos recesivos representan el grupo más amplio de trastornos mendelianos. Como los trastornos autosómicos recesivos sólo se producen cuando mutan los dos alelos de un locus genético determinado, estos procesos se caracterizan por:
1) el rasgo no suele afectar a los padres del individuo afectado, aunque los hermanos pueden sufrir la enfermedad;
2) los descendientes tienen una probabilidad del 25% de presentar el rasgo (es decir, el riesgo
de reaparición es del 25% en cada embarazo)
3) si el gen mutante aparece con baja frecuencia en la población, existe una elevada probabilidad de que el individuo afectado (probando) sea procedente de un matrimonio consanguíneo.
Las siguientes características se suelen aplicar a la mayor parte de los trastornos autosómicos recesivos y los distinguen de los autosómicos dominantes:

  • La expresión del defecto suele ser más uniforme que en los dominantes.
  • Es frecuente la penetrancia completa.
  • La enfermedad comienza en fases precoces de la vida.
  • Aunque existen mutaciones de novo asociadas a trastornos recesivos, es raro detectarlas clínicamente. Dado que el individuo con una mutación de novo es un heterocigoto asintomático, pasarán varias generaciones antes de que los descendientes de esta persona formen pareja con otro heterocigoto y tengan descendientes afectados.
  • Muchos de los genes mutados codifican enzimas. En los heterocigotos se producen cantidades similares de enzimas normales y defectuosas. En general, el «margen de seguridad» natural asegura que las células que tienen la mitad de la dotación normal de la enzima puedan funcionar con normalidad.
Los trastornos autosómicos recesivos incluyen casi todos los errores congénitos del metabolismo. Las distintas consecuencias de las deficiencias enzimáticas se analizan en la tabla 5-2 resume los trastornos más frecuentes de este tipo.



Patología estructural y funcional de Robbin

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